Pánico al error

Vivimos en una sociedad que no perdona los errores. Que tire la primera piedra el primero que nunca se haya escondido tras haberse equivocado. Intentamos que ese error pase desapercibido, que no se note. El fracaso está mal visto socialmente, lo que aumenta el miedo a la equivocación en cada uno de nosotros.



No conozco a nadie que, voluntariamente, hable de sus errores anteriores en una entrevista de trabajo y, si lo hace, posiblemente perderá puntos para acceder al puesto pretendido. Sin embargo, creo que todos estamos de acuerdo con el tópico que dice que "de los errores se aprende". ¿No es esto una contradicción? ¿Qué nos lleva a esconder las lecciones que hemos ido aprendiendo a base de equivocarnos?

Nos avergüenza el fracaso cuando, en realidad, deberíamos aceptarlo como una parte imprescindible de nuestro aprendizaje, de nuestra experiencia. Lo ideal es intentar evitarlo en el futuro, pero no avergonzarse de él en el pasado. Forma parte de nosotros, de nuestra forma de ser y de actuar.

En nuestras empresas, ese miedo a fracasar hace que miles de proyectos no salgan de la cabecita de quien los ha pensado. Grandes mejoras para el funcionamiento interno del departamento, aumentos de productividad, mejor valoración del cliente, etc. Todo queda en nada porque quien lo ha tenido una idea brillante la ha desestimado por el miedo a que sea rechazada o a que no funcione.

Decía Churchill que "el éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse." Los líderes deben valorar la valentía de sus equipos porque de lo contrario sólo conseguirán el estancamiento de sus grupos de trabajo, la acomodación y la pérdida de creatividad.

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